miércoles, 28 de octubre de 2009

Perdona si te llamo amor

"Perdona si te llamo amor" es el último libro que me he acabado. Tenía curiosidad por leer alguna novela de Federico Moccia, pues ha provocado una auténtico fenómeno literario de Italia, donde ha vendido más de 3 millones de libros.

"Perdona si te llamo amor" es la tercera novela del escritor. Narra la historia de amor entre Niki y Alessandro. Los protagonistas se conocen debido a un accidente, en el que el coche de Alessandro embiste a la moto de Niki. Inician una relación de amistad que acabará en una relación amorosa. Ella es una adolescente de 17 años que vive el presente de forma acorde a su edad, con sus amigas, sus estudios, sus locuras....Él es un publicista con una carrera prometedora y tiene 37 años. Aunque a nivel profesional es un triunfador, se encuentra solo y desengañado a raíz de que su compañera sentimental lo haya abandonado justo en el momento en el que él pretendía casarse con ella.

¿Por qué ahora este libro? Pues como comentaba por curiosidad. Un día oía en las noticias como el fenómeno que surge de la segunda novela del autor "Tengo ganas de ti" se extiende por diferentes ciudades del planeta. En esa novela los protagonistas sellan su amor colgando un candado en el Ponte Milvio de Roma. Este gesto fue imitado por miles de italianos poniendo en cierto peligro la estructura del puente....En Sevilla, en el puente de Triana, muchos sevillanos lo imitaron también, hasta que el ayuntamiento decidió retirarlos recientemente.
Opinión personal. Es un libro de bastantes páginas (casi 700). Aunque la historia es bonita, la verdad es que me ha decepcionado un poco porque me parece bastante convencional....Había ingredientes, como por ejemplo la diferencia de edad entre los protagonistas, la realidad adolescente o las relaciones con los amigos de ambos, para hacer una novela más arriesgada y sorprendente....De hecho tardé más de 200 páginas en engancharme a él.
Ahora ya estoy leyendo a tiro seguro: completando la trilogía de Millenium....

domingo, 25 de octubre de 2009

Ágora

El fin de semana hemos hecho una escapada al cine para ver la última película de Alejandro Amenábar: "Ágora" . Es la quinta película del director, a cuál más diferente.

El ágora era un espacio abierto en las ciudades griegas que funcionaba como espacio público, siendo el centro cultural, comercial y político de las polis griegas y donde se celebraban las asambleas de ciudadanos. La película de Amenábar está ambientada en el siglo IV dC en Alejandría - centro cultural del mundo antiguo-, en el imperio romano, aunque adopta este título con reminiscencias griegas.

Aunque no me suelen apasionar las superproducciones, hay que reconocer que la película está muy bien hecha y ambientada. La película narra una historia basada en datos históricos reales de las confrontaciones religiosas en la ciudad, y de cómo se destruye la biblioteca de Alejandría. La protagonista femenina es la filósofa y astrónoma Hipatia, cuya biografía vale la pena leerse.

No voy a entrar en más detalles de la película, para no fastidiar a quién quiera irla a ver, pero hace reflexionar sobre muchos aspectos, que pueden ser trasladados a la vida actual varios siglos después: la lucha entre religiones y los fanatismos (¿quiénes son los buenos y quiénes los malos?), el espíritu crítico, el desarrollo de la ciencia en épocas de nula tecnología, el papel de la mujer, las contradicciones en el ejercicio del poder, la lucha de clases, la presión para imponer voluntades, la lucha armada como solución de todo y de nada, etc....
Aparte del final, me da mucha pena la parte de la peli donde destruyen los libros y la biblioteca. No sé qué os parecerá a vosotros.


jueves, 22 de octubre de 2009

Hoy no me puedo levantar

El martes fue el cumpleaños de mi señora (porque ya lo es, aunque se conserva muy bien, jeje) hermana, y como regalo me la llevé a ver el musical de Mecano "Hoy no me puedo levantar", que desde septiembre está instalado aquí en Barcelona, en el teatro Tívoli. Una ocasión única para recordar canciones de adolescencia y dejarse llevar por los recuerdos que te acaban atrapando.
Yo había visto el musical en Madrid el año pasado, en una escapada que hicimos de pareja con la excusa de un curso sobre prematuridad en el que me inscribí....Ya se sabe mañanas y tardes de curso y noches -y fin de semana- de disfrutar de una ciudad con tantas posibilidades!!

La verdad es que el musical me gustó tanto que supe que volvería a verlo en el momento en que viniera a mi ciudad. En honor a la verdad disfruté del espectáculo más la primera vez. Sin tener en cuenta la compañía, que en ambos casos fue excepcional, lógicamente en Madrid convergían la novedad del espectáculo y dos factores: un teatro de mejores características y un público mucho más entregado....

El musical narra la historia de unos jóvenes músicos durante la década de los 80. Surgen bastantes temas propios de la época como el abandono de los pueblos para irse a probar suerte como artista a la capital, la movida madrileña, los coqueteos con las drogas y la aparición de virus indeseables, etc. Todo ello con las canciones de Mecano, que son la banda sonora de por lo menos una o dos generaciones. Recuerdo el álbum "Entre el cielo y el suelo". Fue uno de mis primeros discos, junto a "True Blue" de Madonna. Ambos son del año 1986, yo tenía 12 años y por entonces no entendía ni lo que significaban realmente las letras....pero ya me divertía cantándolas y bailándolas.


En fin, recomendable para quien le gusten esas canciones, quien quiera recordar esa época o simplemente quiera pasar un buen rato con una historia con momentos de humor y otros más dramáticos y a la vez disfrutar de las coreografías.



miércoles, 7 de octubre de 2009

Cocinando entre olivos

Teniendo en cuenta que la entrada del súper pastel de queso es la que más comentarios ha suscitado, detecto cierto interés en temas culinarios.

Mi interés por la cocina en los últimos años ha ido en aumento. Hace 6 años no sabía ni hacer un huevo frito y en la época previa a tener a las niñas sobrevivíamos a base de precocinados y de sabias visitas a casa de los padres, jeje. Lo único que me salía siempre bien desde tiempos inmemoriables era el típico bizcocho del yogur.

Con el nacimiento de las niñas, y la preparación de los primeros purés de verduras, empecé a darme cuenta de que para dar una alimentación de calidad a las niñas había que meterse en la cocina. Con los años, aunque estar en la cocina siempre me ha parecido un poco aburrido, he empezado a sacarle partido y a interesarme por aprender y porque las cosas salieran bien.

Mis primeras incursiones fueron con el primer libro de Mireia Carbó que comentaba en días anteriores. Luego poco a poco, preguntando, buscando en Internet, he ido aprendiendo algunas cosas más.

Hoy quiero presentaros una página web muy suculenta, Cocinando entre olivos, de Ana María, una de las seguidoras de Diario de una mamá pediatra. Incluye múltiples recetas, actualiza con mucha frecuencia, y además de la explicación incluye un montón de imágenes. Al final de cada entrada te sugiere otras recetas del mismo estilo. Aunque hay muchos blogs de cocina en la red, con éste ¡os chuparéis los dedos!

¡Qué aproveche!

domingo, 4 de octubre de 2009

El jardín

Metáfora para contemplar y reflexionar sobre nuestras vidas que me ha encantado. Está extraída de El País Semanal ( "Cómo marcarnos objetivos", edición del día 4/10/2009), originaria de las psicólogas Kelly Wilson y Carmen Luciano.

Imaginemos que tenemos un jardín y que somos los únicos responsables de cuidarlo. Somos el jardinero de nuestro jardín. Las plantas simbolizan lo que tenemos en la vida. Si observamos podremos ver las plantas que tenemos: la planta del trabajo, la planta de la familia, de los amigos, de las aficiones, de nuestro cuerpo....Ante la visión de nuestro jardín podemos empezar a plantearnos muchas preguntas:
  • ¿Todas las plantas están igual de cuidadas? ¿Cuáles están más mustias y necesitan más de nuestras atenciones?
  • ¿El número de plantas de nuestro jardín es el adecuado? Si tenemos demasiadas plantas quizá será imposible dedicarles el tiempo que necesitan, y si disponemos de pocas, y por inclemencias del tiempo se marchitan algunas, nos quedaremos con un jardín muy pobre.
  • Además de plantas, en nuestro jardín también se encuentran algunas semillas que nosotros mismos hemos plantado. Son nuestros objetivos. ¿Por qué hemos elegido estas semillas y no otras? Probablemente se deba a que queremos tener un jardín como el del vecino, quizá porque nos lo han sugerido con demasiado énfasis las personas que nos rodean, o tal vez porque realmente nosotros deseamos las plantas que brotarán de ellas. ¿Cuál es nuestro caso?
  • El crecimiento de las plantas requiere su tiempo. Muchos jardineros se impacientan, empiezan a plantar más semillas para comprobar si, al contrario de las ya sembradas, de ellas brotan plantas con más rapidez. Sin embargo, las semillas recién plantadas, como todas, requieren su tiempo para convertirse en plantas frondosas. Con su estrategia, fruto de la impaciencia, acaban con un jardín donde han sembrado muchas semillas, pero de las que no han obtenido ninguna planta porque no las han cuidado con paciencia. ¿Somos jardineros pacientes?
  • Muchos jardineros, cuando plantan una semilla se imaginan todos los detalles de la planta que crecerá. Y cuando observan que la forma o el color de las flores o el número de hojas no son exactamente como habían previsto, empiezan a creer que han escogido la planta equivocada o que quizá no hayan realizado de forma correcta su labor. Otros, en cambio, observan sus plantas y aprecian y disfrutan de esas pequeñas sorpresas de la naturaleza. ¿Nos desespera lo que no se ajusta a nuestras expectativas?
  • En nuestro jardín también habitan malas hierbas. Éstas simbolizan nuestros miedos, nuestras inseguridades, nuestras dudas, nuestros complejos....Hay jardineros que se dedican todo el tiempo a intentar arrancar las malas hierbas y descuidan el resto de sus plantas. Cuanto más se dedican a arrancarlas, peor está el resto de sus plantas. Todos los jardines tienen malas hierbas. Si no fuera así, sería tan artificial que lo veríamos irreal. ¿Dedicamos más tiempo obsesionados con las malas hierbas o a regar nuestras plantas?